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sábado, 19 de enero de 2013

Entrevista a Bob Grove



Bob Grove es un músico norteamericano afincado en Sevilla que además de ser bajista y cantante en la banda de blues Barbwire, junto a Carlos Moreno y Estefano Di Rubbo, es profesor de bajo y canto en el taller de La Casa del Blues. Cuenta con una larga experiencia musical en su país, además de haber fundado la escuela de música Zumix en 1991 como respuesta a la peor oleada de violencia juvenil que Boston había visto.



¿Cuál es tu trayectoria musical?

Empecé con la música ya de pequeño con unos 8 años. Tocaba la trompeta en el colegio y abandoné la música hasta los 16, que la retomé con la guitarra siguiendo las influencias de grupos como The Monkees o Steppenwolf. Recuerdo que me costaba mucho la guitarra porque el mástil era muy pequeño, entonces mi padre, que era músico, lo consultó con sus compañeros y le aconsejaron que quizás me vendría mejor un bajo. Finalmente compré mi Fender precisión del 72 y ahí empecé mi primera etapa como bajista rockero, siguiendo las influencias de Black Sabbath, Led Zeppelin o Deep Purple. Un día fui con un batería mío a un concierto de un grupo de payasos que salían en blanco y negro por la tele con efectos de fuegos y explosiones y demás, eran Kiss. Yo vivía en Las Vegas y por ahí pasaban muchos artistas. Recuerdo que el concierto lo abrieron los canadienses Rush y que aunque para mí Kiss eran buenos, Rush me resultó mucho más interesante, por lo que tras el concierto compramos sus discos y más tardes sus partituras. 

Por desgracia el guitarrista tuvo un accidente mortal con la moto, lo que para el batería fue demasiado duro y le hizo dejar de tocar. Yo necesitaba seguir tocando y vi en un anuncio de una tienda de música que una banda de country buscaba bajista y cantante y aunque no sabía mucho de country, fui. Dos días después salimos de gira. Me lleve entre 3 y 4 años tocando con ellos. 

Llegué a Boston en el 80 y allí había muchos clubs y mucha música, además de escuelas como el Boston Conservatory o Berklee… había muchas posibilidades, pero deje la música por la informática. Sin embargo a finales de los 80 la música me llamó de nuevo y con la cantidad de clubs que había con música y en los que había jam sessions, pude introducirme en el blues más profundo. Fue donde conocí el blues de T-Bone Walker, el blues de Chicago y el delta blues, entre otros. Desde entonces el blues siempre ha formado parte de mi repertorio. También he tenido mucha música comercial relacionada con las bbc, bodas, bautizos, y comuniones. En la Costa Este esto se llama GB’General Bussines’’. Ya aquí en España tuve la suerte de conocer a Carlos Moreno en 2004 y desde entonces hemos tocado en muchas formaciones y jams. En 2010 empieza mi última etapa, donde formo Barbwire junto a Carlos Moreno a la guitarra y Estefano Di Rubbo a la batería.

He olvidado algo sobre mi etapa de funk, donde he estado con muchos grupos interesantes con metales, haciendo canciones del estilo de Earth, Wind y Fire.  


¿Qué señalarías de tu experiencia como músico?

Lo que más me ha aportado,  una de las cosas de las que estoy más orgulloso y que creo que ha sido mi aportación más importante en mi país, más que de informático y de músico en directo, fue Zumix, el taller de música que hice en Boston.  

¿Qué diferencias encuentras entre la vida del músico de blues/rock de aquí y el de EE.UU? 

Son diferencias en las economías. Aquí hay muy pocas opciones y allí hay una gran abundancia. He hablado con gente de la música en directo y solo hablan de que aquí casi únicamente hay flamenquito, cosa que también veo natural porque es el estilo de música de aquí y eso tiene que ver con la historia de este país. La dictadura no dejó que entraran aquí otros estilos con la fuerza que entró en otros países. La invasión británica no llegó a calar bien en España y la edad de oro de los 70 del rock clásico tampoco caló aquí como en otros lugares.


¿Crees que esta diferencia se debe a las distintas iniciativas públicas y privadas? 

Creo que tiene mucho que ver con medios de comunicación como la radio. Aquí la mayoría de canales de música son del tipo Kiss FM y 40 Principales y eso es lo que escucha la gente, entonces se da la situación de que cuando alguien oye que hay un concierto de jazz no va, porque no sabe lo que es. Hay algunos programas donde se han relacionado y se han dado a conocer estilos como el blues y el jazz, por lo que poco a poco va aumentando la demanda de este tipo de música por la calle y por los clubs, pero todavía hay que mejorar mucho para que esta música llegue a alcanzar aquí la situación parecida a la que tiene en EE.UU.

¿El blues en EE.UU. es una música para minorías o es algo popular y que la gente suele conocer?

El blues ha sido popularizado por Eric Clapton más que por cualquier artista negro salvo B.B. King, que es un hombre con garra, con perfil y es muy conocido, pero la gente no pasa de conocer a esos dos artistas. En el sur es diferente, hay muchos lugares donde sí tiene mucha fama el blues. También en Chicago porque allí esta música tiene una historia muy profunda. Por ejemplo, actualmente hay una página, que es http://www.chicagobluesguide.com, donde se recogen todos los grupos y hay unos 200  formados, en España no hay doscientos grupos de blues ni entre Madrid y Barcelona. 

¿Forma allí el blues parte de la cultura de masas? 

Sí, y tiene que ver con los derechos de autor y el copyright. En general por motivos de marketing se quieren hacer cosas con un toque antiguo y es ahí donde esta música se aprovecha. De esta manera podemos ver algunos clásicos en anuncios o en el cine, que es un motor increíble de esta música. Podemos ver canciones de Muddy Waters compuestas por Willie Dixon y cantadas por Jim Carrey. El blues ocupa entorno al tercer o cuarto nivel de música popular allí. Cuando me refiero a música pop lo hago refiriéndome a Britney Spears, Jennifer López o Bruno Mars, que para mi gusto lo está haciendo muy bien y tiene muy buenos músicos. 

¿Cómo ves la mezcla de música y espectáculo?

La gente quiere ser entretenida y busca un componente visual. Si no transmite lo que uno hace, no se entretiene a nadie. En los años 90 se da un estilo que recibe el nombre de shoegaze porque los músicos estaban más pendientes de crear atmósferas con sus pedales de efectos que de hacer una conexión con el público. Parecía que se pasaban el concierto mirándose a los zapatos, por lo que se hizo necesario dar espectáculo de otra manera y fue así como empezaron a incorporarse pantallas y otros recursos. Mi intención en mis actuaciones, es dar un poco de ánimo, llevar algo que rompa la línea que hay entre el músico y público. No se trata sólo de una llamada y respuesta, hay que hacer otra cosa. Se trata del comportamiento en cualquier momento de la actuación. El truco de la llamada y respuesta es un componente pero no la táctica absoluta para conseguir incorporar al público en una actuación.

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