Bob Grove es un
músico norteamericano afincado en Sevilla que además de ser bajista y cantante
en la banda de blues Barbwire, junto a Carlos Moreno y Estefano Di Rubbo, es
profesor de bajo y canto en el taller de La Casa del Blues. Cuenta con una
larga experiencia musical en su país, además de haber fundado la escuela de
música Zumix en 1991 como respuesta a la peor oleada de violencia juvenil que
Boston había visto.
¿Cuál es tu
trayectoria musical?
Empecé con la música ya de
pequeño con unos 8 años. Tocaba la trompeta en el colegio y abandoné la música
hasta los 16, que la retomé con la guitarra siguiendo las influencias de grupos
como The Monkees o Steppenwolf. Recuerdo que me costaba mucho la guitarra
porque el mástil era muy pequeño, entonces mi padre, que era músico, lo
consultó con sus compañeros y le aconsejaron que quizás me vendría mejor un
bajo. Finalmente compré mi Fender precisión del 72 y ahí empecé mi primera
etapa como bajista rockero, siguiendo las influencias de Black Sabbath, Led Zeppelin
o Deep Purple. Un día fui con un batería mío a un concierto de un grupo de
payasos que salían en blanco y negro por la tele con efectos de fuegos y
explosiones y demás, eran Kiss. Yo vivía en Las Vegas y por ahí pasaban muchos
artistas. Recuerdo que el concierto lo abrieron los canadienses Rush y que aunque
para mí Kiss eran buenos, Rush me resultó mucho más interesante, por lo que
tras el concierto compramos sus discos y más tardes sus partituras.
Por desgracia el guitarrista tuvo
un accidente mortal con la moto, lo que para el batería fue demasiado duro y le
hizo dejar de tocar. Yo necesitaba seguir tocando y vi en un anuncio de una
tienda de música que una banda de country buscaba bajista y cantante y aunque
no sabía mucho de country, fui. Dos días después salimos de gira. Me lleve
entre 3 y 4 años tocando con ellos.
Llegué a Boston en el 80 y allí
había muchos clubs y mucha música, además de escuelas como el Boston
Conservatory o Berklee… había muchas posibilidades, pero deje la música por la
informática. Sin embargo a finales de los 80 la música me llamó de nuevo y con
la cantidad de clubs que había con música y en los que había jam sessions, pude introducirme en el
blues más profundo. Fue donde conocí el blues de T-Bone Walker, el blues de
Chicago y el delta blues, entre otros. Desde entonces el blues siempre ha formado
parte de mi repertorio. También he tenido mucha música comercial relacionada
con las bbc, bodas, bautizos, y
comuniones. En la Costa Este esto se llama GB
‘’General Bussines’’. Ya aquí en España
tuve la suerte de conocer a Carlos Moreno en 2004 y desde entonces hemos tocado
en muchas formaciones y jams. En 2010 empieza mi última etapa, donde formo Barbwire
junto a Carlos Moreno a la guitarra y Estefano Di Rubbo a la batería.
He olvidado algo sobre mi etapa de funk, donde he estado con
muchos grupos interesantes con metales, haciendo canciones del estilo de Earth,
Wind y Fire.
¿Qué señalarías de tu
experiencia como músico?
Lo que más me ha aportado, una de las cosas de las que estoy más orgulloso
y que creo que ha sido mi aportación más importante en mi país, más que de
informático y de músico en directo, fue Zumix, el taller de música que hice en Boston.
¿Qué diferencias encuentras entre la vida del músico de blues/rock de
aquí y el de EE.UU?
Son diferencias en las economías. Aquí hay muy pocas opciones y allí hay una gran abundancia. He hablado con
gente de la música en directo y solo hablan de que aquí casi únicamente hay
flamenquito, cosa que también veo natural porque es el estilo de música de aquí
y eso tiene que ver con la historia de este país. La dictadura no dejó que
entraran aquí otros estilos con la fuerza que entró en otros países. La invasión británica no llegó a calar bien en
España y la edad de oro de los 70 del rock clásico tampoco caló aquí como en
otros lugares.
¿Crees que esta diferencia se debe a las distintas iniciativas públicas
y privadas?
Creo que tiene mucho que ver con
medios de comunicación como la radio. Aquí la mayoría de canales de música son
del tipo Kiss FM y 40 Principales y eso es lo que escucha la gente, entonces se
da la situación de que cuando alguien oye que hay un concierto de jazz no va,
porque no sabe lo que es. Hay algunos programas donde se han relacionado y se
han dado a conocer estilos como el blues y el jazz, por lo que poco a poco va
aumentando la demanda de este tipo de música por la calle y por los clubs, pero
todavía hay que mejorar mucho para que esta música llegue a alcanzar aquí
la situación parecida a la que tiene en EE.UU.
¿El blues en EE.UU. es una música para minorías o es algo popular y que
la gente suele conocer?
El blues ha sido popularizado por
Eric Clapton más que por cualquier artista negro salvo B.B. King, que es un
hombre con garra, con perfil y es muy conocido, pero la gente no pasa de
conocer a esos dos artistas. En el sur es diferente, hay muchos lugares donde
sí tiene mucha fama el blues. También en Chicago porque allí esta música tiene
una historia muy profunda. Por ejemplo, actualmente hay una página, que es http://www.chicagobluesguide.com, donde se recogen todos los grupos y hay
unos 200 formados, en España no hay
doscientos grupos de blues ni entre Madrid y Barcelona.
¿Forma allí el blues parte de la cultura de masas?
Sí, y tiene que ver con los
derechos de autor y el copyright. En general por motivos de marketing se
quieren hacer cosas con un toque antiguo y es ahí donde esta música se
aprovecha. De esta manera podemos ver algunos clásicos en anuncios o en el
cine, que es un motor increíble de esta música. Podemos ver canciones de Muddy
Waters compuestas por Willie Dixon y cantadas por Jim Carrey. El blues ocupa
entorno al tercer o cuarto nivel de música popular allí. Cuando me refiero a
música pop lo hago refiriéndome a Britney Spears, Jennifer López o Bruno Mars,
que para mi gusto lo está haciendo muy bien y tiene muy buenos músicos.
¿Cómo ves la mezcla
de música y espectáculo?
La gente quiere ser entretenida y
busca un componente visual. Si no transmite lo que uno hace, no se entretiene a nadie.
En los años 90 se da un estilo que recibe el nombre de shoegaze porque los músicos estaban más pendientes de crear
atmósferas con sus pedales de efectos que de hacer una conexión con el público.
Parecía que se pasaban el concierto mirándose a los zapatos, por lo que se hizo
necesario dar espectáculo de otra manera y fue así como empezaron a incorporarse
pantallas y otros recursos. Mi intención en mis actuaciones, es dar un poco de
ánimo, llevar algo que rompa la línea que hay entre el músico y público. No se
trata sólo de una llamada y respuesta, hay que hacer otra cosa. Se trata del
comportamiento en cualquier momento de la actuación. El truco de la llamada y
respuesta es un componente pero no la táctica absoluta para conseguir
incorporar al público en una actuación.